El momento antes del “Sí”

Pero Dios estaba presente en ese momento. En menos de una hora, los líderes del equipo GO de ShareWord Global se reunieron, conversaron en línea, oraron y elaboraron un nuevo plan. El equipo vendría de igual forma a Canadá, pero ahora servirían en Ontario.

Lo que comenzó como una interrupción se convirtió en una invitación. Una invitación a confiar, a adaptarse y a creer que los propósitos de Dios aún se estaban revelando.

El equipo siguió adelante, confiando en que Dios los seguía guiando. Como dijo uno de los líderes del equipo GO: «Nuestros planes quizás se vieron frustrados, pero los de Dios no».

Eso no podría ser más cierto.

Desde Toronto hasta Kitchener, Waterloo, Hamilton y Stratford —y luego cruzando la frontera hacia Nueva Jersey y Nueva York— el equipo GO compartió el mensaje de esperanza en parques, iglesias, mercados y calles de la ciudad. Cada lugar tenía su propio ritmo, pero el espíritu y el objetivo del equipo permanecieron iguales: glorificar a Dios y obedecer su llamado a compartir el evangelio.

Una parada especial fue Stratford, que destacó no por su fama, sino por su discreta elegancia. Conocida por sus jardines y el mundialmente famoso Festival de Stratford, la ciudad rebosa de arte y belleza. Pero en aquella cálida tarde, se convirtió en el escenario de algo aún más bello, algo eterno.

Tras colaborar en un Evento Enciende en la Iglesia LIFE, el equipo GO salió a compartir el evangelio en la ciudad. Allí, en una simple acera, Cidinha, miembro del grupo GO, vio a una joven pareja caminando de la mano. Se acercó amablemente, los saludó brevemente y les preguntó: "¿Hay algo por lo que pueda orar?".

No lo dudaron. «Nuestro matrimonio», dijeron. No se les ocurrió nada más. Ni el trabajo, ni la salud—solo eso. Ana, la novia, rompió a llorar. Sintió como si la oración hubiera llegado justo en el momento preciso—como si hubiera estado esperando en silencio ese preciso instante para satisfacer la necesidad de la pareja. Fueran ellos creyentes o no, sus corazones sabían que necesitaban algo más profundo.

Cidinha les compartió el evangelio con dulzura y, ahí mismo, en ese mismo instante, la pareja oró pidiéndole a Jesús que escribiera sus nombres en el Libro de la Vida y bendijera su futuro juntos. Le pidieron a Dios que apartara los obstáculos y guiara su matrimonio. Antes de irse, recibieron una revista Esperanza y se enteraron de que el equipo GO había venido desde Brasil. «No fue casualidad», les dijeron, «sino lo que llamamos una “Dios-cidencia”».

Este momento no estaba en la agenda de ningún viaje GO. No fue planeado por nadie. Pero para Ana y su prometido, era justo lo que necesitaban. Y para Cidinha, fue otro recordatorio de que Dios no necesita palabras perfectas— solo corazones dispuestos.

Mucha gente espera que alguien haga una pregunta sencilla: «¿Cómo puedo orar por ti?». A veces, eso basta para sentir que el cielo está más cerca. Y a veces, el momento inesperado para quien acude con fe, es el momento tan esperado para quien recibe el mensaje de amor de Dios.

Porque aunque nuestros planes cambien, los de Dios permanecen. Él prepara cada encuentro con esmero. Lo que parece una coincidencia es, en realidad, un encuentro que Dios preparó mucho antes de que tú y yo llegáramos. Hay personas por todas partes que no saben cómo pedir ayuda, pero están esperando a ser encontradas. Y a veces, todo comienza con alguien dispuesto a dar el paso—alguien como tú, que dice «sí».

¿Irás a un viaje GO de nuevo?